
Hace unos días, me topé con un artículo en La Vanguardia titulado “Un colegio privado sustituyó a los profesores por Inteligencia Artificial”. Solo con leer el titular, ya me saltaron las alarmas. Como profesor de secundaria, formador de docentes e interesado en la incorporación de la IA a la educación, no podía dejar pasar la oportunidad de diseccionar esta pieza que, francamente, parece más un intento de clickbait que un artículo serio.
Para empezar, el titular es un claro ejemplo de falacia de falsa dicotomía. Pretende hacernos creer que hay una sustitución total del profesorado por la IA. En realidad, según el propio artículo, el alumnado cuenta con “entrenadores pedagógicos” que les guían en el uso de los sistemas de IA. Esta situación no corresponde a una sustitución, sino a una integración de nuevas herramientas en el proceso educativo.
El artículo presenta el caso del David Game College (£20,067.50 por alumno y año, unos 24.000 € de nada) como si fuera una tendencia generalizada cuando, de hecho, se trata de un proyecto piloto con solo siete alumnos (de un total de 354). Esta generalización resulta exagerada y no refleja la realidad de la educación global del colegio, y mucho menos es extrapolable a otros contextos.
También hay una evidente falacia del hombre de paja. Se presenta la IA como una especie de monstruo que viene a quitarles el trabajo a los docentes. En realidad, la mayoría de expertos ven la IA como una herramienta complementaria que puede ayudar a personalizar el aprendizaje e identificar las necesidades del alumnado. Por ejemplo, Aitor Álvarez Bardón, vicedecano de la UNIR, afirma que “la inteligencia artificial es una herramienta, no una finalidad” y subraya la importancia de mantener el contacto humano en la educación. (https://cadenaser.com/rioja/2025/01/24/chat-gpt-en-las-aulas-la-ia-es-una-herramienta-no-un-fin-radio-rioja/)
El artículo de La Vanguardia se presenta como una pieza de terror mal construida, donde la IA asume el papel de un monstruo que devora las aulas y reduce a los profesores a un recuerdo del pasado. El escenario que plantea, sobre todo con el titular, resulta completamente inverosímil y fomenta el miedo y la desconfianza en lugar de proporcionar una reflexión seria sobre el impacto de la tecnología en la educación. Esta dramatización extrema nos aleja de un debate fundamentado y convierte la IA en un espantapájaros, más útil para generar clics que para informar al lector.
En lugar de fomentar el miedo y la desconfianza, los medios deberían ofrecer información equilibrada basada en evidencias sobre la integración de la IA en la educación. Por ejemplo, el Departamento de Educación de Cataluña ha publicado un documento que plantea oportunidades de uso y desafíos de la IA en la educación, lo que favorece la reflexión entre los docentes. (https://educacio.gencat.cat/ca/departament/publicacions/monografies/mon-digital/intelligencia-artificial-educacio/)
Además de desinformar, artículos como este perpetúan narrativas que dificultan la adopción responsable y efectiva de tecnologías en la educación. La responsabilidad de garantizar que el debate sobre la IA sea informado, equilibrado y centrado en el beneficio del alumnado recae en todos, especialmente en los medios de comunicación.
Si te ha interesado este artículo, te invito a que te suscribas al blog para no perderte mis reflexiones, informaciones, consejos y tutoriales sobre cómo integrar la IA en la docencia.
Imagen de la cabecera generada por el autor con Midjourney.
Esta obra tiene la licencia CC BY-NC-SA 4.0




Deixa un comentari